lunes, 13 de abril de 2009

Momentos únicos...

Otros momentos de emoción…

Aún no hemos hablado del encierro en este blog. Y mira que se han escrito ríos de tinta e ilustraciones a lo largo de los años.

Los toros que vemos cada tarde en la andanada 10 con un ambiente festivo, han protagonizado por la mañana momentos de tensión, miedo e incluso pánico entre los mozos.
En el encierro de Pamplona son miles las personas que cada mañana corren de alguna manera en algún tramo del recorrido. Unos se acercan más a la manada, otros ven los toros de más lejos, otros ni si quiera los ven y otros ¡como no! ya sabemos que son los ya conocidos “divinos”. Pero… todos y cada uno de ellos experimentan una serie de sensaciones que solo se pueden entender si alguna vez en tu vida has participado de uno de los eventos mundiales de más fama.

Yo también los he corrido durante algunos años y os puedo decir que lo hize por tradición. Desde pequeño vi fotos de mi padre delante de las astas y viví con ojos como platos las escenas que el encierro nos brinda cada mañana. Así que durante años esperé mi momento para vivir en primera persona todo lo que había visto, oído y leído.
La primera vez no vi ni un solo toro, las demás la cosa fue mejorando y viví momentos intensos aunque nunca conseguí lo que otros por algo que se llama MIEDO.
Durante los San Fermines que corrí, en más de una ocasión tuve pesadillas los meses anteriores con alguna cornada de un toro en alguna de mis carreras soñadas.

Y cuales son las sensaciones…???.
Des de las seis de la mañana tu cuerpo empieza a experimentar unos cambios que llevan desde el nerviosismo hasta el miedo más atractivo y que pasa por risitas nerviosas, frío, ganas imperiosas de orinar (a pesar de haberlo hecho ya), ausencia de apetito, sed etc etc. Incluso alguna vomitona nerviosa en alguna ocasión.

A las siete y media entras en la plaza del Ayuntamiento y te espera una media hora larguísima en la que ves caras desencajadas, gente que sujeta el periódico y hace como que lo lee, conversaciones sin sentido y también a un montón de guiris que ríen y disfrutan del momento como si esperas las campanadas de noche vieja (ésto te pone mucho más nervioso).

A medida que se aproximan las ocho tu mente piensa de todo en lo que nunca piensa y te preguntas porqué estás ahí y te vas metiendo cada vez más en tu mundo interior sin querer saber ya nada de nadie.
Cuando abren la barrera de contección y buscas tu sitio en el recorrido, de manera mágica tu cuerpo empieza a relajarse y empiezan a desaparecer los temores y las dudas. Tu cuerpo está liberando todas las sustancias suficientes para afrontar el riesgo y hacer que esté alerta para todo lo que va a ocurrir.
Suena el Cohete y entonces ya no se puede explicar todas las sensaciones tan maravillosas que van ocurriendo en relación con lo que se está acercando, todo pasa muy rápido y en un momento estás jugando con la muerte y estás alimentando tu sueño y estás contribuyendo con la tradición.

Y el toro??, como explicar el ruido que le acompaña y el choque de sus pezuñas contra el suelo y su soplido y sus cuernos… y los gritos de tus compañeros de experiencia y los empujones y la caída.
Enfín algo único para vivir y con un posible precio alto que hay que asumir.

Yo lo dejé porque el miedo no me dejaba vivir tranquilo las fiestas. Al final es una cuestión de prioridades.
Pero os aseguro que cada mañana veo el encierro con admiración por todos y c ada uno de los que están ahí burlando a la muerte y mentiría si digo que no me emociono cuando veo a mi amigo Fermín corriendo delante de las astas componiendo una fantástica estampa hombre toro. Y además sé todo el miedo que tiene que vencer para estar ahí cada mañana de San Fermín a las 8 de la mañana.


El loco….

1 comentario:

yogüi dijo...

los pellilos de punta, yo nunca he sentido todo eso y estoy segurisima que jamas lo sentire.
no tengo valor ni para estar detras de los tablones. jejeje. un saludo loco. muy buen articulo.