Siempre se preguntan los foráneos del porqué de la grandeza de estas fiestas. Muchos hablan del encierro, de los gigantes, de la procesión, de las noches San Fermineras. No les falta razón.
Los San Fermines son un conjunto de cosas que los hacen únicos. Pero a raíz de iniciar su andadura este blog, el que escribe ha pensado mucho al respecto y basándome en lo que vamos publicando he sacado mis propias conclusiones.
Ay! esa valla de la 10!!, lo cierto es que esa valla no estaba antes, de hecho no lleva tantos años, mas bien lleva pocos. Pero nuestra historia empieza en el 80 a manos de unos personajes que a su vez conocieron otros, cada uno con sus vidas , cada uno con sus 356 días del años distintos y éstos se fueron pero vinieron otros con sus estudios distintos y sus trabajos diferentes incluso con ideologías dispares.
Pero lo mejor es que nuestros padres también estuvieron ahí sentados en el sitio de la valla, y seguro que nuestros nietos también lo estarán.
A pesar de todo ello, la valla y el sitio no han cambiado tanto. Ahí a pesar de los cambios de contertulios, las tertulias practicamente no han cambiado y tampoco la bebida, ni la merienda, ni ¡¡ HAY CERVEZA, COCACOLA, NARANJA, LIMON!!, ni los “patas de Pamplona”, ni el intentar arrimarse a la rubia extanjera, ni las genialidades de los Pamploneses, ni los olés con pasión, ni la indiferencia ocasional hacia el que torea, ni las txarangas, ni la ola, ni el KAIKU, KAIKU, KAIKU, ni nuestro RIAU-RIAU, ni el INDURAIN INDURAIN, ó el OSASUNA, o la chica ye-ye, ó el coche fantástico, ó el cumpleaños feliz… ó todo lo demás.
¡Qué grandes estas fiestas!. Todo pasa de unos a otros y poco nos importa cuando, ni cómo, ni donde.
El loco de la colina
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